En
el Valle del Rif conviven más de 500 pueblos en paz, unidos
por
la clandestinidad del comercio de su producto, al cual gracias puede
vivir todo el Norte de Marruecos: el Jachís. Hace
ya tiempo que el cultivo del Kifi es ilegal. Tanto el rey Mohamed V
como su hijo trataron de controlar el comercio clandestino del Kifi
encontrándose con una ofusiva oposición por parte
del
pueblo rifeño, de naturaleza brava y orgullosamente
independiente, que no permitieron sus incursiones tanto
políticas como militares. El rey Mohamed V llegó
a firmar
un documento legítimo en el que otorgó derechos
reales a
algunas de las familias del Valle del Rif para cultivar Kifi y
actualmente se apoyan en estos documentos como única
garantía política para poder seguir llevando a
fin la
cosecha con algo de legitimidad.
El
pueblo del Rif pagó su insumisión con el cierre
de sus
fronteras naturales con estrictos controles policiales que vigilan los
pasos constantemente. Y el completo abandono político: El
estado
nunca se preocupó de arreglar sus carreteras ni de llevar el
tendido eléctrico a la zona por lo que aún hoy se
puede
contemplar la vida en las Montañas del Rif tal como era hace
siglos, sin luz, sin tecnología y sin ruido.Se ara con
mulas, se
cocina con leña y se iluminan con velas las reuniones
noctámbulas en las que los hombres y los muchachos y las
mujeres
por separado charlan hasta que los tumba el sueño.
En
la tierra del Jachís no todos fuman porros. Los trabajadores
descansan de vez en cuando para fumar una pipa suksi, del
tamaño
justo de un par de caladas de Kifi sin semilla bien picado, porque abre
los pulmones (y la ciencia ha demostrado que tienen razón),
pero
generalmente está mal visto, las mujeres ni lo prueban. Son
ignorantes en cuanto a las propiedades terapéuticas del THC
y
los alcaloides de la Marihuana y, a decir verdad, prefieren no
enterarse ya que piensan que es mejor para ellos que el mercado del
Kifi siga siendo clandestino e ilegal para mantener estable el precio
del Jachís. Si éste se depreciara
sería una
catástrofe para las familias del valle, pobres, con tan solo
una
casa y un trozo de tierra pedregosa para trabajar la única
planta que se adapta bien a las duras condiciones del clima.
La
técnica del apaleo para la extracción del
Jachís
llegó al Rif desde Turkía, también
según
rumores, hace apenas medio siglo. Su éxito ha sido tal que
el
crecimiento de las cosechas se ha extendido como el fuego desde diez
años atrás, cuando se cultivaba solo entre
Bubberred y
Ketama, dando lugar a una producción masiva de
Jachís que
invade Europa, gracias al Dios.